¿MANEJAMOS EN PERÚ LOS PELIGROS GEOLÓGICOS?
Entrevista con Ing. Manuel Vílchez de INGEMMET
La Cordillera de Los Andes, que bendice y atraviesa el centro del país desde el norte hasta el sur, confiere una geomorfología y una configuración litológica que varía desde rocas muy duras, hasta muy blandas y genera diversos movimientos de masa a lo largo de sus 2000 km, cuyas consecuencias suelen afectar pueblos, ciudades, infraestructura y muchas veces, vidas humanas.
Los “desastres” no son naturales, los fenómenos sí. Depende de la institucionalidad, las políticas públicas y las organizaciones sociales, que estos fenómenos se conviertan en desastres.
“Las lluvias y los sismos son los detonantes de los movimientos de masa”, explicó para Geonoticias el Ing. Manuel Vílchez, Jefe de Proyectos de la Dirección de Geología Ambiental y Riesgo Geológico del INGEMMET, la entidad estatal encargada de estudiar y generar la información técnica sobre peligros geológicos a nivel nacional. Esta valiosa información, luego es entregada a las instituciones responsables como INDECI y CENEPRED.
INDECI evalúa y calcula las pérdidas y daños, tanto económicos como en vidas humanas del impacto de un fenómeno natural. El CENEPRED propone la política, lineamientos y mecanismos en los procesos de estimación, prevención y reducción del riesgo y reconstrucción, basados en la información que provee INGEMMET.
Una vez terminado un estudio, INGEMMET realiza diversas jornadas de presentaciones con las autoridades regionales y locales y al público en general. Lamentablemente, esta información y recomendaciones técnicas no son en su mayoría atendidas y ejecutadas por las instancias correspondientes, especialmente los gobiernos locales y regionales, lo que significa que todos los años se repitan desastres casi en las mismas zonas.
Falta mejorar la articulación entre la entidad que genera el conocimiento, con las que deben gestionar esos riesgos y que se haga llegar a las zonas potencialmente susceptibles, donde deben ejecutarse las recomendaciones. Ello significa que deben contar con “los profesionales idóneos que conozcan el tema para que ejecuten las recomendaciones que haga el INGEMMET. Pero con cada nueva administración, los secretarios técnicos y los que formulan los proyectos, son cambiados”, comentó el Ing. Vílchez, añadiendo que tendrían que realizar nuevas jornadas de información cada cuatro años a nivel nacional una vez que cambian las autoridades, es decir, empezar de cero nuevamente.
Las herramientas
INGEMMET actualiza el Mapa de Inventario Nacional de Peligros Geológicos, que muestra más de 34 000 eventos identificados en todo el país, de los cuales se han definido 1 800 zonas críticas. “Cada punto representa un deslizamiento, un flujo, un huaico o un derrumbe. Basta que haya pasado una vez para que esté identificado. Se hace a través de la interpretación de fotos aéreas desde el año 1951 y se continúa trabajando con imágenes satelitales. El objetivo es ver cómo evolucionan estos eventos, así como identificar e ingresar a la base de datos los eventos nuevos, como del Niño Costero. Por ejemplo, en la zona de Punta Hermosa no se tenía registro histórico. Existen las quebradas, existen los depósitos, el geólogo sabe que son de huaicos antiguos”, comentó.
La identificación de estos eventos, sirve a INGEMMET para validar el Mapa de Susceptibilidad a Movimientos en Masa, que va a indicar las zonas del país que son propensas a que ocurran movimientos en masa, de acuerdo con el análisis de los elementos condicionantes como son: la cobertura vegetal, el tipo de roca, la geomorfología, la pendiente y la permeabilidad del suelo. Se identifican así 5 grados de susceptibilidad: muy baja, baja, media, alta y muy alta.
Asimismo, bajo la Ley del Sistema Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, INGEMMET realiza estudios puntuales de evaluación de peligros para las localidades que requieran realizar o rehacer alguna obra de mitigación y necesita la “declaratoria de emergencia” para obtener el financiamiento.
Cómo se identifican los movimientos de masa
El Ing. Vílchez explicó brevemente el proceso: El punto de partida es el inventario general, a través de la identificación de procesos por medio de imágenes antiguas contrastándolas con las imágenes actuales. La segunda etapa es hacer el trabajo de campo, con el monitoreo de zonas puntuales priorizadas según la afectación. Se instalan los instrumentos, se hace geología de detalle y muestreos; sería recomendable si se trata de un desplazamiento de terreno se realice una perforación, se coloque piezómetros para medir el nivel freático, entre otras técnicas, que sirvan para monitorear la actividad del evento.